Desde los siglos bajomedievales, el monasterio ha intentado dominar el agua del estanque mediante una red de canales y acequias. Tenemos noticias de obras de mantenimiento de esta red ya en el año 1554, con el objetivo de mejorar la salubridad de la zona y ganar tierras de cultivo, aumentar la producción agrícola y cobrar más impuestos.
La desecación final del estanque llegó de la mano de la ingeniería con la construcción de una mina de desguace entre los años 1734 y 1737. Las obras de esta nueva infraestructura consistieron en enterrar y cubrir la antigua acequia mayor, y aumentar la pendiente de escorrentía para garantizar la evacuación de las aguas del estanque.
El trazado total de la mina es de 425 metros. El tramo principal inferior de la mina, de 390 metros de longitud, está cubierto con una bóveda de medio punto, constituida por rocas colocadas en seco, en forma de pliegue de libro. El resto del tramo superior, de unos 35 metros de longitud, es arquitrabado, cubierto con lozas llanas de piedra de gran formato que se apoyan en seco sobre los muros laterales.
Tras casi tres siglos en funcionamiento, la mina mantiene su función, impedir que el agua quede estancada, haciéndola circular, y evitar la formación del estanque. Durante un tiempo la mina fue olvidada, pero actualmente se ha recuperado como referente cultural de L’Estany.