Desde los siglos bajomedievales, el monasterio ha intentado dominar el agua del estanque mediante una red de canales y acequias. Tenemos noticias de obras de mantenimiento de esta red ya en el año 1554, con el objetivo de mejorar la salubridad de la zona y ganar tierras de cultivo, aumentar la producción agrícola y cobrar más impuestos.

La desecación final del estanque llegó de la mano de la ingeniería con la construcción de una mina de desguace entre los años 1734 y 1737. Las obras de esta nueva infraestructura consistieron en enterrar y cubrir la antigua acequia mayor, y aumentar la pendiente de escorrentía para garantizar la evacuación de las aguas del estanque.

El trazado total de la mina es de 425 metros. El tramo principal inferior de la mina, de 390 metros de longitud, está cubierto con una bóveda de medio punto, constituida por rocas colocadas en seco, en forma de pliegue de libro. El resto del tramo superior, de unos 35 metros de longitud, es arquitrabado, cubierto con lozas llanas de piedra de gran formato que se apoyan en seco sobre los muros laterales.

Tras casi tres siglos en funcionamiento, la mina mantiene su función, impedir que el agua quede estancada, haciéndola circular, y evitar la formación del estanque. Durante un tiempo la mina fue olvidada, pero actualmente se ha recuperado como referente cultural de L’Estany.

Ajuntament de L'Estany

Boca nord de la Mina i Pontarró, 1946.

Fons Raimon Mauri.

Ajuntament de L'Estany

Interior de la mina, 2015

Ajuntament de L'Estany

Interior de la mina, 2012

Ajuntament de L'Estany

Secció longitudinal de la Mina, 2010.

El dominio de la tierra

Durante la edad media se perfiló un territorio transformado por el hombre y definido por el monasterio, el pueblo, las masías, los campos, los bosques y el estanque. El paisaje se caracterizaba por una agricultura extensiva complementada con una ganadería intensiva.

Durante la época moderna, L’Estany creció y eran necesarias más tierras. En consecuencia, el estanque fue desecado y, al mismo tiempo, desaparecieron amplias extensiones de bosque, que se substituyeron por márgenes de piedra seca que facilitaban el cultivo en zonas con fuerte desnivel. El hambre de tierras era una realidad y cualquier punto susceptible de ser cultivado era aprovechado.

En aquellos tiempos, diversos caminos estructuraban el territorio y facilitaban la comunicación de personas, el intercambio de ideas y sobretodo la circulación de mercancías. La antigua ruta de trashumancia que comunicaba los pastos veraniegos de los Pirineos con los invernales del Vallès tuvo un papel fundamental en el desarrollo del pueblo, y posicionó L’Estany como punto de paso en los largos viajes estacionales.

Las transformaciones económicas del siglo XX conllevan la ruptura con los siglos anteriores. El paisaje rural sufre, entonces, una acelerada urbanización que lo modifica. Mirando hacia las laderas, se puede descubrir un paisaje de márgenes y antiguas construcciones escondidas bajo un bosque que se ha recuperado y ha vuelto a extenderse por la montaña.

El domini de la terra

1824 - Fragment del mapa “Nueva descripción geográfica del principado de Cataluña”.

Autor: Ramon Yndar / D. Estruc (gravat).

Font: Cartoteca Institut Cartogràfic de Catalunya

1882 - Planta del “Proyecto de carretera provincial de Moyà a Calaf por Suria”.

Autor: enginyer desconegut.

Font: Arxiu Històric de la Diputació de Barcelona

Ajuntament de L'Estany

Plaça Major, 1930.

Fons Assumpta Rafel.

Ajuntament de L'Estany

El poble des del camí ral, 1910

Fons Assumpta Rafel.

Ajuntament de L'Estany

El poble des del camí ral, 1930

Fons Assumpta Rafel.

Ajuntament de L'Estany

El poble des del costat de la Mina, 1930

Fons Assumpta Rafel.

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